El patio deseado
Los centros educativos son instituciones que preparan a los alumnos y alumnas a vivir en comunidad, relacionándose desde los valores de igualdad, respeto y solidaridad, y resolviendo sus diferencias en base al diálogo y la responsabilidad. Por ello, podemos asumir que el patio de la escuela es uno de los primeros espacios públicos donde las niñas y niños comienzan a socializar.
Los patios escolares son escenarios cuya transformación genera nuevas vías de aprendizaje, que se sirven de las características del espacio, los usos que en él se desarrollan y de los valores que este transmite, a través de la experiencia, la experimentación, el juego y el contacto con la naturaleza.
Cada vez es menos frecuente la realización de actividades al aire libre por parte de los niños y adolescentes, por lo que lograr una mejora del patio adaptada a sus necesidades les otorga aún una mayor importancia en el día a día del alumnado.
Preguntas como ¿el patio permite el contacto con la naturaleza? ¿el patio posibilita la socialización? o ¿el patio facilita el aprendizaje? Han de obtener una respuesta afirmativa.
Asimismo, contar con un espacio al aire libre, en coherencia con el Proyecto Educativo del Centro, sirve de acompañamiento a los docentes en la realización de nuevas actividades pedagógicas, así como en la generación de alternativas que permitan un aprendizaje no formal. Implementar un diseño para el patio entendiéndolo como herramienta pedagógica promueve nuevas metodologías de enseñanza profundizando en el trabajo colaborativo, afianza el contacto con la naturaleza generando nuevas interacciones con el entorno, y posibilita la socialización.
Entre los parámetros que nos permiten analizar y diseñar los diferentes espacios y entornos del patio, con el objetivo de crear espacios más inclusivos, que motiven, inspiren y estimulen, destacan:
Confort, entendido como un elemento imprescindible para captar la atención de los alumnos y alumnas y hacerlos sentir cómodos, motivados y predispuestos al aprendizaje. El confort influye en el bienestar, fortaleciendo valores de cuidado.
Accesibilidad, facilitando el acceso y utilización no discriminatoria, independiente y segura de los espacios por la mayoría de las personas, sin importar su edad, sexo, habilidades o capacidades.
Convivencia, acondicionando el patio mediante espacios de estancia amables y acogedores, que inviten a permanecer en ellos, facilitando la comunicación entre el alumnado, convirtiéndose en lugares idóneos de relación.
Flexibilidad, fomentando la heterogeneidad, versatilidad y polivalencia, a través de espacios y elementos que se adapten a diferentes usos y situaciones, permitiendo abordar actividades deportivas, curriculares, artísticas...
Salud, impulsando la presencia de espacios con vegetación, áreas de sombra, acceso a agua, espacios de socialización, actividad física y juego con multitud de opciones; destacando la importancia del patio escolar como escenario de juego libre y autónomo, facilitando la relación y la convivencia.
Aprendizaje y enseñanza, pensando en el patio como una herramienta pedagógica que promueve el juego libre y el contacto con la naturaleza, aprendiendo de la experimentación y las experiencias.
Impulsar un análisis y diseño del patio empleando métodos participativos permite afianzar la relación de la comunidad educativa con el centro. Contar con sus opiniones e ideas resulta imprescindible para alcanzar una adecuada propuesta de transformación.