La gamificación como recurso para fomentar medidas de distanciamiento amable
Asegurar el cumplimiento de las medidas de distanciamiento no será fácil para los centros educativos. No obstante, se pueden implementar algunas estrategias que ayuden a alcanzar este objetivo de una manera amable con el alumnado, como por ejemplo apostar por soluciones de gamificación del espacio.
El objetivo final es que tanto los estudiantes como los adultos se sientan cómodos en el mantenimiento de estas medidas y, sobre todo, que el entorno escolar permita a los niños y niñas entender la situación, pero sin despertarles sentimientos de miedo o angustia.
En esta entrada nos centraremos en proponer ideas para la optimización de los recorridos del centro, tanto exteriores como interiores:
Caminos seguros al colegio.
Comenzando desde el exterior, el centro escolar puede promover rutas escolares seguras, en colaboración con los ayuntamientos, fomentando los desplazamientos al centro a pie o en bicicleta, reduciendo el uso de espacios cerrados como el bus o el coche. Aquí encontrarás numerosas iniciativas que ya están en marcha. En esta línea, equipar al centro con aparcamientos para bicicletas sería un buen recurso para facilitar el uso de este medio de transporte.
Entradas y salidas del centro.
Una medida a tomar destinada a facilitar el movimiento de niños y adultos para evitar aglomeraciones es el control de las puertas de acceso al centro. Por un lado, en aquellos casos en los que existan varias puertas, puede realizarse una segregación del alumnado destinando cada puerta a la entrada y salida de grupos determinados. Por otro lado, aquellos centros que cuenten con menos puntos de acceso pueden escalonar las horas del comienzo y finalización de la jornada escolar, reduciendo así el número de alumnos que entrarán o saldrán en un momento concreto.
Otro elemento a tener en cuenta en los momentos de entrada y salida del alumnado del centro es el espacio destinado a la espera. En este punto sería fundamental comunicar a las familias la importancia de mantener la distancia interpersonal para servir así como ejemplo a los más pequeños, recomendándoles, además, que únicamente acompañe a cada alumno un familiar y que se evite, en la medida de lo posible, que se trate de un miembro mayor de la familia, como por ejemplo los abuelos.
Asimismo, pueden realizarse intervenciones en el exterior, como la señalización en el suelo del espacio destinado a una entrada y salida segura, para que este entorno se mantenga siempre libre, así como marcas que permitan asimilar las distancias de seguridad. Proponemos evitar las señalizaciones que generen alerta o emergencia, favoreciendo intervenciones más amables que pueden usar el recurso de la gamificación del espacio. Por ejemplo, podemos proponer dibujar en el suelo animales que midan aproximadamente 2 metros de largo y sirvan de escala para la zona de espera antes del acceso al centro.
Recorridos interiores seguros.
Una vez accedido al centro, sería recomendable optimizar los recorridos para evitar la existencia de puntos en los que puedan cruzarse muchos niños y niñas a la vez o en los que se puedan generar aglomeraciones. Para ello, se deberán analizar los aforos de los diferentes espacios de los que se compone cada edificio, los horarios en los que se prevén movimientos entre esos espacios, y los recorridos por los que se podrán realizar dichos desplazamientos, con el objetivo de definir un recorrido establecido y posibles horarios escalonados de entrada y salida.
Por ejemplo, en el caso de salir al patio durante las horas de recreo podría realizarse un horario escalonado de tal forma que coincidan en el patio alumnos de edades distintas, que por su diferencia de edad no tienden a jugar o interactuar de la misma manera entre ellos, consiguiendo así que los alumnos de un mismo grupo que están juntos en el aula continúen jugando juntos en el recreo.
Como medidas de alivio, también podría reducirse el número de desplazamientos dentro del centro si se reduce el número de aulas temáticas, limitando el movimiento del alumnado entre aulas, siendo el profesorado el que se desplaza entre una clase y otra.
No obstante, sería conveniente señalizar los sentidos de circulación de aquellos recorridos detectados, por ejemplo mediante vinilos adhesivos o cinta adhesiva en el suelo, teniendo presente la importancia de evitar cruces entre personas así como respetar la distancia de seguridad de 2 metros. Además, para lograr que a lo largo de estos recorridos habilitados se entre el menor número de veces posible en contacto con elementos del centro que puedan haber sido tocados antes por otra persona, se priorizará el uso de las escaleras frente al ascensor y se mantendrán las puertas del recorrido abiertas para evitar tocar pomos o timbres.
A la hora de instalar una nueva señalización, será fundamental adecuarla al contexto en el que se inserta, por ejemplo teniendo en cuenta la edad de los usuarios del espacio, así como apostar por un diseño cuidado como recurso fundamental para humanizar la señalización.
Un recurso que puede ser muy útil en aquellos centros destinados a niños más pequeños es la gamificación, convirtiendo en un juego los recorridos e incitando al alumnado a moverse por determinados espacios sin que lo entiendan como una imposición.
Ante el nuevo escenario en el que vivimos, desde La Urdimbre ofrecemos asesoramiento a los centros educativos en la incorporación de estrategias de adaptación espacial con el objetivo de prevenir contagios y garantizar el bienestar, entendiendo estas modificaciones como una oportunidad para reinventar y transformar los espacios, y que estos sean resilientes y flexibles, capaces de adaptarse a las necesidades actuales y futuras.